Las comunidades energéticas se están estableciendo como una de las principales vías para que tanto ciudadanos como empresas palien las consecuencias de una crisis energética cuya principal consecuencia está siendo una escalada, al parecer sin fin, de los precios de la electricidad.
Estos proyectos son la agrupación de un número de personas o compañías para llevar a cabo una instalación de generación energética mediante fuentes renovables. En otras palabras, compartir entre todos un proyecto de autoconsumo con el fin de conseguir un ahorro en la factura eléctrica, una reducción de la huella de carbono y una mayor independencia del sistema eléctrico.
Con un crecimiento exponencial desde la abolición del Impuesto al Sol en octubre 2018 y la redacción del nuevo RD244/2019 que simplificaba la tramitación y abría la puerta al autoconsumo colectivo, estas comunidades conformadas por vecinos, empresas o entes públicos están impulsando la aceptación de las iniciativas para expandir el uso de energías de origen renovable. A la vez que atrayendo una gran cantidad de inversión y financiación privada.
Las actuales normativas de la Unión Europea, enfocadas a lograr que el peso de las energías renovables en el mix energético del continente sea el máximo posible, son sus actuales impulsoras. Todo gracias a fomentar de manera activa la participación de los consumidores, ya sea generando, consumiendo, compartiendo o vendiendo electricidad.
Para la industria se presenta como la mejor opción para lograr una mayor competitividad y flexibilidad de cara al corto, medio y largo plazo. Como grandes consumidores de energía, sobre todo en algunos sectores que directamente se denominan electro-intensivos, las grandes empresas industriales son las más interesadas en investigar, desarrollar y explorar cualquier alternativa que les permita reducir su consumo energético.
Comunidades energéticas industriales y smartgrids
Las comunidades energéticas industriales son entes conformados por grupos de industrias asociados a sistemas de autoconsumo compartido para empresas totalmente autónomas.
Dependiendo de la envergadura tanto del proyecto como de las empresas que las conformen, el alcance de estas puede ir desde lo local hasta grandes parques industriales o grandes clústeres.
Este tipo de iniciativas, potencia las nuevas tendencias de energía distribuida de las smartgrids, produciendo la energía más cerca del consumo, evitando los grandes centros de distribución de energía eléctrica en media y alta tensión. Son una de las palancas clave en la transición energética y un ejemplo cada vez más real del desarrollo de pueblos y ciudades basado en el autoconsumo de energías renovables.
Lo único necesario para su conformación es una serie de necesidades de energía comunes entre ellas, así como cierta cercanía entre los centros productivos de las mismas, lo que hace de ellas una solución perfecta para espacios como los polígonos en los que se concentran. Recientemente la distancia máxima para poder hacer el uso compartido está en 2 kilómetros, que amplía los 500 metros anteriores.
Aunque se requiere que todos los usuarios finales de los servicios generados por la comunidad energética sean responsables en todas las etapas del proceso, desde la generación hasta el consumo de la energía, la dinámica de procedimientos internos y administración y toma de decisiones relacionada con la comunidad energética son procesos totalmente autónomos.
Funciones de las comunidades energéticas industriales:
- Crear un sistema de autoconsumo compartido o alimentar plantas colectivas de generación a partir de un sistema de energía renovable, generalmente mediante plantas fotovoltaicas o turbinas eólicas.
- Gestionar y mantener las instalaciones de autoconsumo.
- Inyectar energía sobrante a la red eléctrica convencional de acuerdo con las modalidades de autoconsumo compartido con excedentes, pudiendo o no vender los excedentes para obtener beneficios económicos.
- Ofrecer el servicio de recarga para coches y otros vehículos eléctricos.
Beneficios de las comunidades energéticas industriales:
- Proporcionar un acceso más justo y sencillo a recursos locales de energía renovable, así como a otros servicios energéticos en los cuáles también se puede invertir, del que no solo se aprovecharán ellos, sino las comunidades locales al verter en el sistema eléctrico los excedentes generados por las plantas de autoconsumo.
- Reducir los costes y aumentar la competitividad de la empresa, al no depender de las fluctuaciones de un mercado eléctrico actualmente en máximos históricos y con todos los indicadores señalando que esta es la tendencia a futuro.
- Crear oportunidades de inversión, tanto para la ciudadanía como para empresas locales, así como ofrecer la posibilidad de generar ingresos en la propia comunidad que permanezcan en la misma.
- Reducir la huella de carbono de las empresas. Algo que no solo permite a estas asociar su marca a conceptos como sostenibilidad y respeto al medio ambiente, sino que todo su entorno disfrutará de un aire más limpio y seguro.
- Reducir la dependencia de las compañías eléctricas convencionales, a la vez que permite aumentar la competitividad en la industria.
El contexto actual de constante aumento del precio de la electricidad debido a los incrementos de costes y los conflictos bélicos, hacen que las comunidades energéticas industriales se presenten como una alternativa para que las empresas se autoabastezcan de forma renovable con una inversión que, además de contar con financiación europea, se recupera en torno a los 3 años.
A la hora de tratar de llevar a cabo la conformación de una comunidad energética industrial, el paso más importante es encontrar un partner de confianza que asesore y guíe a todas las partes involucradas a lo largo de todo el proyecto.
El equipo de EIG, empresa de implementación de comunidades energéticas industriales, está centrado especialmente en instalaciones de 300 a 500 MW de uso compartido para empresas de cualquier sector y tamaño.
Todo ello gracias al know-how de un equipo altamente especializado en este tipo de servicios, que lleva a cabo proyectos integrales “llave en mano”, adaptados a las necesidades específicas de cada caso para obtener instalaciones personalizadas y altamente optimizadas.
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