La alúmina activa o activada es un producto muy usado como desecante debido a su alta porosidad. Se trata de un óxido de aluminio al que se adhieren con facilidad ciertos líquidos y gases como el vapor de agua sin que ello altere su composición química ni su forma física.
Puede ser regenerada fácilmente sin necesidad de sacarla de su elemento contenedor por lo que es muy usada en sistemas de secado de aire comprimido como en los secadores por adsorción.
La regeneración se realiza fácilmente con aporte de calor o un barrido de aire seco. Esta propiedad también permite el uso del producto de forma continua, pudiendo hacer los procesos de adsorción y regeneración indefinidamente, sin que el producto sufra alteración por ello. Sí se puede deteriorar por contaminación o por trabajar con temperaturas fuera de su rango de aplicación.
Otra de las aplicaciones típicas en las que se usa la alúmina activa es en el tratamiento del agua potable por su capacidad de adsorción para elementos como el flúor, arsénico, cobre o plomo.
El tamiz molecular es un producto llamado zeolita procedente de un aluminosilicato que se utiliza como desecante en la industria.
Al igual que la alúmina, el tamiz molecular se utiliza para separar y adsorber moléculas específicas, como la eliminación de humedad o determinados gases, lo que consigue gracias a que dispone de unos poros de tamaño pequeño y uniforme que permiten atrapar moléculas pequeñas.
Alúmina activada
Tamiz Molecular
En resumen, tanto la alúmina activa como el tamiz molecular son productos muy valiosos para secar, separar y purificar sustancias a nivel molecular.
Tienen una aplicación muy directa en los secadores de adsorción, muy utilizados en aplicaciones de aire comprimido. También son usados en la producción de oxígeno no criogénico por extracción del aire comprimido, mediante la técnica de adsorción por oscilación de presión (PSA).
Su estructura porosa les confiere una amplia gama de aplicaciones en todos los ámbitos industriales.