Habitualmente, todas las instalaciones de aire comprimido no solo incluyen un compresor, sino que incorporan equipos de tratamiento para garantizar los estándares de calidad definidos en el proyecto. Por ello, la forma de garantizar la calidad del aire comprimido será mediante un correcto mantenimiento de los equipos.
Consejos para un correcto mantenimiento de los equipos:
Es aconsejable empezar por el equipo principal y del que depende en gran medida la contaminación del aire comprimido que produce. Es recomendable seguir el plan de mantenimiento diseñado por el fabricante y estar pendientes de los siguientes elementos del compresor:
Se trata del sistema de filtrado instalado en la tubería del aire comprimido, a la salida del compresor. Estos filtros pueden ser de partículas, carbón activo para la absorción de vapores de hidrocarburos u olores, bacteriológicos o catalizadores para la eliminación de contaminantes como el CO. Es muy importante renovar los elementos filtrantes o esterilizar los cartuchos bacteriológicos con la periodicidad indicada por el fabricante.
Estos equipos deben mantener el punto de rocío del aire comprimido a temperaturas mínimas de + 3ºC. No suelen ser equipos conflictivos, pero son vitales en la instalación porque una avería podría provocar el incremento de condensados en el producto final o en el proceso para el que esté trabajando. Seguir el manual del fabricante. Atención a los problemas de congelación. En estos casos, no solo se pierde la calidad del aire comprimido sino que se puede taponar la salida del secador y cortar el flujo de aire al sistema.
Al igual que en el punto anterior, estos equipos se dimensionan para mantener el punto de rocío del aire comprimido muy reducido y evitar condensaciones. Los secadores de adsorción llegan a valores muy superiores a los secadores frigoríficos, entre -20ºC y -70ºC. Es importante seguir el procedimiento de mantenimiento desarrollado por el fabricante, estar atento a los valores de punto de rocío indicados en el panel del equipo y protegerlos de contaminantes procedentes de los compresores para alargar la vida y eficiencia del desecante (habitualmente alúmina activa o tamiz molecular) que se encuentra en el interior de las torres de secado.
La calidad del aire comprimido se clasifica según normas ISO 8573-1. La determinación del nivel de calidad lo determina la clase que se aplica según los requerimientos de cada proceso.
El hecho de tener definida una calidad de aire comprimido dentro de la normativa anterior a la hora de diseñar e instalar un sistema de aire comprimido no garantiza en ningún caso que dicha calidad se pueda mantener en el tiempo. Es indispensable controlar, revisar y realizar labores de mantenimiento preventivo y correctivo sobre el sistema de aire comprimido para que se mantenga en los mismos estándares de calidad que fueron definidos en el proyecto.