Publicado por BEKO TECHNOLOGIES
Las empresas productoras del sector alimentario y los gobiernos están cada vez más preocupados por la calidad de los alimentos.
Es un hecho que en los países industrializados existen normas y reglamentos que tratan de regular y controlar los productos alimentarios, evitando cada año multitud de intoxicaciones y problemas de salud.
Todos los productos, su origen, el proceso de fabricación, los análisis finales, su empaquetado, la cadena de distribución… están regulados y controlados.
Según AECOSAN (Agencia Española de Consumo Seguridad Alimentaria y Nutrición), “Los contaminantes son sustancias que no han sido añadidas intencionadamente a los alimentos, pero que se encuentran en los mismos como resultado de las distintas etapas que siguen a lo largo de toda la cadena alimentaria: producción, fabricación, transformación, preparación, tratamiento, acondicionamiento, envasado, transporte y almacenamiento; o como consecuencia de la contaminación medioambiental.”
¿Pero qué ocurre con el aire comprimido? ¿Se le da la importancia adecuada? El aire comprimido es una fuente de energía fundamental en la industria y forma parte de la mayor parte de los procesos.
El uso del aire comprimido en esos procesos no se limita al movimiento de la maquinaria auxiliar, sino que en muchos casos tiene contacto directo con el producto, con el envase, en procesos en que se sopla sobre el producto, al mezclar los ingredientes, o incluso es parte de la materia prima, lo que lo convierte en un elemento esencial en la producción del alimento terminado.
Al aire comprimido en contacto con el producto debe considerarse un punto crítico y quedar reflejado dentro del APPCC de la empresa. Diversas normas internacionales hacen mención de ello, por ejemplo la IFS menciona que “La calidad del aire comprimido que entra en contacto directo con los alimentos o con materiales para el embalaje primario, deben ser monitoreados en base al análisis de peligros y evaluación de riesgos asociados (punto 4.9.10.1) y que “El aire comprimido no debe suponer un riesgo de contaminación” (punto 4.9.10.2).
El modo adecuado de tratar el aire comprimido es el mismo que con cualquier punto crítico de control, se debe:
El ambiente, los compresores y la instalación ¡puntos de atención!
Aunque parezca mentira, el gran aliado en la fabricación de los productos de alimentación puede ser una fuente de contaminación.
El compresor aspira el aire atmosférico para comprimirlo e inyectarlo en el proceso de producción. De esta forma tan sencilla se puede estar contaminando el producto. En esa corta frase figuran tres puntos de contaminación diferentes:
La normativa ISO 8573 clasifica las diferentes calidades del aire comprimido en función del grado de contaminación que tienen, referido al polvo, humedad y residual de vapores de hidrocarburos.
La norma ISO 8573 es vital para los fabricantes a la hora de determinar la calidad del aire comprimido. Es importante que los fabricantes de alimentos identifiquen el grado de calidad adecuada para su producto. De esa forma, los profesionales del aire comprimido conocerán el nivel de pureza requerido por el productor de alimentos y podrán recomendar los equipos adecuados.
En todos los procesos de la industria de la alimentación, el aire comprimido se usa para diferentes aplicaciones y no en todas ellas se requiere el mismo grado de pureza:
Desde el primer proceso hasta el último, las exigencias del aire son diferentes, pero
Evidentemente, se deben tomar todas las medidas posibles para asegurar que los equipos de aire comprimido y tratamiento están en perfectas condiciones de funcionamiento, pero también es necesario controlar y analizar constantemente el aire comprimido para evitar accidentes.
Es recomendable hacer auditorias periódicas o constantes del proceso según los parámetros de la ISO 8573 (humedad, partículas y aceite) para evitar riesgos. Estas auditorías tienen importantes ventajas sobre la calidad del producto, los riesgos a los consumidores y la imagen de la empresa productora de alimentos:
Por todo ello, los fabricantes de productos alimentarios deben invertir en control y seguridad. Ya no solo es una cuestión de calidad y seguridad sobre el producto que fabrican, sino de imagen de empresa y de una gran repercusión económica.
La peor de las pesadillas ocurre cuando una avería del compresor contamina con aceite la línea de producción. Este problema, más frecuente de lo que parece y que puede suceder tanto en compresores lubricados como exentos, provoca una contaminación del sistema: tratamiento, tuberías, válvulas, etc.
El coste de la limpieza de la instalación es altísimo, al que hay que sumar los costes por la parada de producción y los gastos por producción contaminada.
Para evitarlo, cada vez más empresas son conscientes de la importancia del control directo de la calidad del aire comprimido mediante equipos de medición on line del aceite, humedad y partículas.
En los países industrializados los procesos están muy controlados y las administraciones legislan y persiguen el incumplimiento de los mismos. En este artículo, solo se intenta informar del problema que puede surgir por la contaminación del aire comprimido, cómo evitarlo y los medios necesarios para su control y auditoría.
BEKO TECHNOLOGIES, especialista en tratamiento y control del aire comprimido, ha editado el libro blanco de la calidad del aire comprimido en los procesos alimentarios. En él explica la relación del aire comprimido y la seguridad alimentaria, la importancia de la calidad del aire y su supervisión, los factores de riesgo asociados a un aire comprimido de mala calidad y las normativas, con recomendaciones asociadas a la calidad del aire comprimido y ejemplos de aplicación.
+34 93 632 76 68
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