El Consejo de Administración de Repsol ha dado hoy luz verde a la inversión en la Ecoplanta, un proyecto pionero en Europa para transformar residuos urbanos en combustibles renovables y productos circulares, convirtiéndose en una solución para la reducción de emisiones de CO2 en el transporte, al mismo tiempo que fomenta la economía circular.
La instalación, que se situará en Tarragona y en la que está previsto invertir más de 800 millones de euros, se convertirá en la primera planta de Europa que fabrica metanol renovable y metanol circular a partir de residuos, a través de la gasificación, el proceso de valorización de residuos más avanzado del mundo. Esta tecnología de última generación da una segunda vida a residuos que de otro modo acabarían en vertederos o incinerados.
La nueva planta tendrá capacidad para procesar hasta 400.000 toneladas de residuos sólidos urbanos al año y convertirlos en 240.000 toneladas de combustibles renovables y productos circulares. El metanol renovable tiene origen en los desechos orgánicos, mientras que los productos circulares proceden de los no orgánicos, como plásticos no reciclables.
Su puesta en marcha, prevista para 2029, supondrá la creación de 340 puestos de trabajo directos, indirectos e inducidos, de alta especialización, y unos 2.800 durante la fase de construcción. La Ecoplanta se integrará en el complejo industrial de Repsol en Tarragona para aprovechar infraestructuras ya existentes y acelerar la transformación del centro en un polo multienergético que siga fabricando productos esenciales para la sociedad, como combustibles renovables y materiales circulares. Esta inversión es una clara apuesta de Repsol por mantener el empleo industrial en España y continuar generando riqueza en el entorno.
La Ecoplanta ha sido seleccionada por la Unión Europea entre más de 300 proyectos para recibir financiación a través del programa Innovation Fund, por su elevado potencial para reducir emisiones, su carácter innovador y por ser una instalación única en Europa. Según la Comisión Europea, la Ecoplanta logrará reducir durante los 10 primeros años de funcionamiento el equivalente a 3,4 millones de toneladas de CO2 en emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
La Unión Europea ha diseñado una ruta para reducir de manera gradual la intensidad de carbono de la energía utilizada en el transporte marítimo, en un 40% para 2030 respecto a los niveles de 2018, y en un 75% para 2050 respecto a los niveles de 2020.
En la actualidad, las opciones más eficientes para cumplir estos objetivos son el diésel renovable —que Repsol ya fabrica en su planta de Cartagena— y el metanol renovable, que se fabricará en la Ecoplanta. Estas tecnologías son complementarias para cubrir la demanda del transporte marítimo y tecnológicamente maduras para su implantación, frente a otras alternativas como el hidrógeno renovable, el amoníaco o la electrificación de propulsores marinos, que requieren aún de desarrollo y de grandes inversiones en la renovación de flotas y en la distribución del combustible.
El metanol renovable se empleará también en el transporte por carretera, como materia prima en la fabricación de gasolina y diésel renovables. A partir de él también se puede producir combustible sostenible de aviación (SAF, por sus siglas en inglés). Asimismo, el metanol es muy versátil en la industria química, con múltiples usos en la industria de la automoción o la construcción y en aplicaciones tan diversas como la sanidad, la alimentación y la electrónica.
Según datos de IRENA y Methanol Institute, la demanda global de metanol crecerá hasta quintuplicar la actual en 2050, impulsada por el uso de metanol renovable en transporte marítimo, carretera y aviación, así como en aplicaciones para la química. Dado el elevado potencial de este modelo de valorización de residuos, Repsol analiza la viabilidad de replicarlo en otras regiones.