El informe "La capacidad de producción de biometano en España" elaborado por Sedigas revela un potencial total accesible de 163 TWh/año, posicionando al país entre los tres con mayor margen de crecimiento en la Unión Europea para este gas renovable. Este desarrollo impulsaría la economía circular y contribuiría a la fijación de población en zonas rurales.
En este contexto, Pieralisi, multinacional italiana especialista en tecnologías de separación centrífuga, se inicia en el sector del biogás aplicando sus soluciones en la cadena de valor de la producción de biogás para diversos sectores, como el oleícola (por el que es mundialmente conocida) y el agroalimentario, entre otros.
La tecnología centrífuga de Pieralisi optimiza el acondicionamiento de los digestatos (material que queda tras la digestión anaeróbica de una materia prima biodegradable), separando de manera eficaz los componentes sólidos y líquidos. Esta separación es parte de la estrategia de reducción de olores generados por las plantas y la reutilización de la fase líquida, mejorando la sostenibilidad ambiental de las plantas y la reducción de emisiones de estas.
Gracias a ello, la compañía prevé completar una veintena de proyectos de biogás en España en los próximos años, con ventas estimadas en 10 millones de euros, lo que impulsaría un crecimiento del 45 % en su volumen de ventas para 2030 respecto a 2024.
En palabras de Rodrigo Jaén, director general de Pieralisi en España: “El biogás está en auge porque es la única energía renovable que puede utilizarse para cualquiera de las grandes aplicaciones energéticas y, precisamente, nuestra tecnología es un elemento clave en la cadena de valor de estos proyectos. Esto representa una gran oportunidad de crecimiento para nosotros en el mercado español y, al mismo tiempo, refuerza nuestro compromiso con la economía circular”.
Por su parte, Antonio Carazo, Product Manager para España y Portugal de Pieralisi, explica que “la maquinaria utilizada en estos procedimientos son los decantadores centrífugos, los cuales permiten separar de manera eficaz los componentes sólidos y líquidos. A través de esta tecnología se obtiene un residuo más homogéneo y eficiente sin causar un impacto negativo en el medio ambiente, lo que puede ser útil para otros procesos de valorización como compostaje o evaporación, su reutilización en la planta o su aplicación agronómica. Así, las empresas podrán dar un nuevo uso a sus residuos, generando ingresos mientras refuerzan su compromiso con el medio ambiente”.
Un claro ejemplo lo encontramos en el sector agroindustrial, donde la valorización de subproductos en biogás tiene un enorme potencial energético, con un estimado de 6,42 TWh/año. Para comprender su magnitud, 1 TWh es suficiente para abastecer el consumo eléctrico anual de 285.000 hogares españoles, según las estimaciones de Red Eléctrica Española (REE).
Por su parte, el sector oleícola es uno de los más recientes en adoptar esta fuente de energía renovable. Actualmente, está viviendo una transformación gracias al aprovechamiento de residuos orgánicos generados en las almazaras, como el alperujo y las aguas de proceso o alpechines.
Más allá de su impacto en la producción de energía renovable, con estos avances, los procesos industriales reducirán significativamente su huella ambiental, generando a la vez nuevas oportunidades económicas y alineándose con los estándares europeos de economía circular.